Feministas, sin egoísmo ni soledad
Occidente ya no es modelo. En India y Afganistán, las mujeres buscan la igualdad con ideas propias.
Por: Naomi Wolf
Fuente: ENSAYISTA NORTEAMERICANA, ACTIVISTA DEL FEMINISMO
El 16 de abril, más de 300 mujeres afganas -muchas de ellas estudiantes-realizaron una marcha en Kabul para protestar por una nueva ley aprobada por el Parlamento que impondría una serie de restricciones al estilo talibán para ellas. La ley permitiría la violación marital, limitaría la libertad de movimiento de las mujeres -por ejemplo, para trabajar o estudiar- sin el consentimiento de un hombre e incluso declararía ilegal que se negaran a vestirse según los deseos de su marido.
Las mujeres, que se enfrentaron a una multitud de hombres encolerizados que las tachaban de "prostitutas", caminaron tres kilómetros bajo una lluvia de insultos y entregaron su petición contra la ley a los legisladores. Ambas cámaras del Parlamento la habían aprobado y el Presidente Hamid Karzai la firmó. La ley afecta actualmente sólo a la minoría chiíta, pero podría influir sobre otra legislación pendiente que restringiría también los derechos de las mujeres no chiítas.Cuando los medios occidentales pidieron a estas mujeres que hicieran comentarios, escucharon con frecuencia un lema feminista occidental: "Estas leyes convertirían a las mujeres en una especie de propiedad".
En Occidente, el contrapunto de la noción de la mujer como propiedad ha sido una exigencia muy individualista de autonomía personal -la capacidad de tomar decisiones principalmente según los deseos de la mujer misma y no como esposa, madre, miembro de la comunidad o creyente.Pero, si bien algunos conceptos feministas pueden ser útiles a las mujeres afganas y a otras mujeres del mundo en desarrollo para resistir ciertas formas de opresión masculina, no debemos suponer que nuestra labor es promover "nuestro" feminismo.Por el contrario, el feminismo que expresan mujeres como estas heroínas afganas debería mostrarnos a nosotras, las occidentales, algo sobre nuestras fallas. La teoría central sobre la que se basan las feministas que están surgiendo en sociedades más tradicionales y religiosas es muy distinta de la del feminismo occidental, y quizá, más profunda y humana.
En la India, por ejemplo, las feministas me explicaron una visión de la igualdad de las mujeres basada en la familia y no en la mujer individual, que valoraba el servicio a la comunidad en lugar de la satisfacción personal. No consideraban a su lucha como un choque cultural o ideológico entre hombres y mujeres, sino como un esfuerzo muy práctico para vivir sin violencia, ataques sexuales, matrimonios infantiles forzosos, quema de novias y disposiciones jurídicas que impiden la igualdad. Si bien el consenso que se está creando en la India en apoyo de mayores derechos y libertades para las mujeres ha provocado algunos trastornos y ajustes, no ha envenenado la confianza básica y la cordialidad entre hombres y mujeres.
Tampoco parece probable que vaya a imitar la sociedad dividida, individualizada y solitaria -y la revolución sexual de consumo-que refleja el feminismo egoísta occidental.Esta versión del feminismo -la idea de que las mujeres pueden reclamar igualdad y seguir teniendo un papel en el hogar, y que valoran a la familia por encima de todo sin perder sus derechos- parece ser un remedio muy necesario para algunas de las fallas del feminismo occidental.
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